miércoles, 31 de agosto de 2011

Nariz de payaso.

Que el mundo lo acepte, te quiero comer. Como la canción de Miguel Bosé, moreno mío. Ojos de azabache, dame una mirada y te regalaré la luna. Y cuando estés triste me pondré una nariz de payaso y te sorprenderé con un beso, para que sonrías y siempre estemos bien. Un paseo por el oeste, un pequeño juego, risas y mi corazón quiere salirse de mi pecho, porque desde aquel día eres dueño del brillo de mis ojos, aunque parezca imposible. Seamos realistas, pidamos lo imposible, pídeme, yo ya te pedí por mi cumpleaños y llegaste, y nos morderemos la boca bajo el sol, bajo la nieve y bajo la lluvia, siempre. Porque como Moccia, tengo ganas de ti, y tu cuerpo es para mí.


lunes, 29 de agosto de 2011

Cuerdas anticordura.

Comerte el cuello. Botellas sin cuello, el cuello atado por cuerdas anticordura de un incauto que se enamoró de la vida y Le dio plantón en el altar de los sueños de aquel que antes era cuerdo. Un altar para una musa, perfecta, y la musa, llamada Vida, le abandona a su suerte, a las tardes tranquilas y desesperantes de un poeta acabado. Una tarde tranquila, ¿Verdad, absenta? Y no fueron chupitos, el elixir directo de la botella al cuello. El cuello lleno de besos, de ella, de la musa, Que vuelve, aunque ambos sabemos que solo esta aquí por ahora, que volverá a irse, tal vez mañana, tal vez duerma otra noche en mi cama o tal vez quiera quiera jugar al escondite. Lo sabremos por la mañana.



Invierno en Madrid.

Veinte. Su edad. Me gusta mas sin "i". Vente, conmigo, y no te alejes nunca más. Diez meses viéndonos, ocho hablando y mi ilusión al hacerlo intacta. Cada "Hola, ¿qué tal?" es como un nuevo amanecer y hace que le sienta más cerca, y su sinceridad hace que el pecho arda, calentándome el corazón hasta en el más frío de los inviernos. Invierno Infierno en Madrid. Por tenerte tan cerca, y a la vez tan lejos. Somossoloamigos dicho muy rápido porque mas lento asusta, hiere. Pero la herida parece cicatrizar con cada nuevo amanecer.

Invierno, hace un frío que muerde, pero el pecho aún arde.