lunes, 6 de agosto de 2012

Pinky promise.

"Estaré ahí para lo que necesites, siempre."
¿Dónde queda eso? ¿Dónde queda esa promesa? Te necesitaba, estaba triste como hacía tiempo que no lo estaba, ella se acababa de marchar y yo necesitaba un abrazo. ¡Un puto abrazo! ¿En serio es pedir tanto? Un abrazo y unas palabras tranquilizantes, para poder dejar de llorar. Pero no. Me devuelves los fallos, estar bien era otra ilusión y mis ganas de saber algo de ti han quedado reducidas a cenizas. No te saludo, no te reconozco, no sé quién eres ni sé de tu existencia. No quiero. No te quiero. Por ti ya sólo siento indiferencia. Qué putada, ¿no? Necesitar sentir indiferencia por aquel que significaba tanto, que representaba todo, la amistad, el riesgo, todo. Y ahora... Nada, vacío.

Enhorabuena.

PD: Guarda tus putas mentiras para alguien dispuesto a creerte. Que yo ya no.

lunes, 23 de julio de 2012

Sin título uno.

Qué más da el riesgo, eso es lo bonito de enamorarse, quedarte sin sonrisa, sin aliento y sentir las putas mariposas, las hormiguitas y el resto del zoo en la tripa cada vez. Perder los papeles y escribir las notas en su piel, con corazones y besos. Volverte un romántico y ser feliz sin saber por qué. Escribir a miles de metros de altura. Olvidarte el reloj para no desperdiciar el tiempo mirando la hora. No es cuestión del tiempo que pases con él, sino de cómo lo pasas. Fingiendo miedo a la oscuridad para dormir abrazados e ir al cine a ver una película de miedo con el mismo objetivo.Deshacer las sábanas y hacer vida. No se trata de inocencia, es mirar y estremecerse. No pido perfección, quiero fallos románticos. Sin palabras. Haz que me tiemblen las piernas con sólo mirarte. ¿Por qué arriesgamos tanto tantas veces por una única persona? ¿Qué tiene él que no tengan doscientos mil tíos más en el mundo? Tiene las sensaciones de que todo es más bonito cuando él está presente, tiene eso que hace maravillas dentro de mí. Empezar una carta sin saber qué decir, y terminarla sin saber lo que se ha dicho, terminando con un "Perdón por el sentimentalismo, pero estoy viva" y no saber si gritar de nervios contenidos (de los buenos) o de alegría en estado puro. Vivir con el placer de otro minuto. Querer a rabiar. Sin más.
"... que cuando pasa por debajo del cielo, sólo el tonto mira al cielo."

domingo, 15 de julio de 2012

Mi paraíso.

¿Sabéis de esos sitios en los que el cielo es más azul y las hojas son más verdes que de costumbre? ¿Sitios en los que el sol brilla más y los pájaros cantan mejor? Y la arena es más blanca y suave que en ninguna otra playa y el mar es lo más limpio del país, donde la noche se mezcla con el día y la energía no parece gastarse nunca, donde las risas son más sinceras y la amistad más fuerte, donde suplicas al verano que dure un día más, y otro, y otro. Lugares donde el amor es más intenso y hay besos a decenas de pisos de altura, donde se ven el mar, el campo, el pueblo. Todo. Lugares donde sabes lo que vas a hacer durante el día, y al final cada día resulta distinto. Disfrutar, sumar, seguir, escuchar música, bailar, tomar el sol, provocar. Ser libre. Ser ese gato que mata a la curiosidad. Tontear y hacer el tonto. Ir de cerveza en cerveza. De chupito en mojito y del bar a la playa a las dos de la mañana. Volver cuando ya nadie se tiene en pie. Amanecer e ir a la playa. Reír, reír, reír. Sentirte más vivo que nunca. Echar Madrid de menos, pero no lo suficiente. Fuego y agua. Dragones y sirenas. Verano. Atar cabos y pulseras. Mirar de reojo. Soñar con que soñamos. Charlar bajo las estrellas en la arena. Amigos y más que amigos. La gran familia. Los de siempre, los nuevos, cada día más y mejor. No haberte acabado de ir y desear volver nuevamente. El paraíso. Mi paraíso.

martes, 10 de julio de 2012

Los viejos tiempos.

"Nothing you confess could make me love you less". Que yo te quiero tal y como estás. Bajar tus escalones y subir por tus paredes. De nervios. De risas. Nosotros de risas. Madrid de risas. Madrid cálido en verano. Rojo de labios. Pantalón corto y tirantes. Cambios. Ojos de negro. Colores. Pillar las Converse y echarse a las calles. Fumarme tus pitillos. Beberte mis faldas de tubo. Parar el tiempo. Banda sonora de tus carcajadas y tu voz cuando estás serio. En mi iPod. Play, el mundo gira. Llamarte por otro nombre. No verte y no echarte de menos. Estar bien. Pintauñas de colores. Es verano, alegría. Carcajadas sin ti. Sin necesidad de otra cosa que no sea respirar y sonreír. Soltar las mariposas del estómago a que den una vuelta. Perder la noción de la vida sin perderme nada de ella. Susurrar secretos a mi almohada o a un chupito en una noche de playa. Amor, pero no para amar, para recordar y mirar el mar con otros ojos. Aprendemos a ser libres leyendo a Cortázar y escuchando Russian Red. Vetusta Morla y Copenhague en las paredes y a través de la ventana. Gritar por la ventana. Librarnos de la tensión de un beso que jamás nos dimos. Hacer el tonto para otros y ser felices juntos, pero no revueltos. Robarle el Delorean a McFly y dejarle con su pelo de colores, he'll be OK. Usar la máquina del tiempo y ver qué nos depara el futuro y cuánto tardaremos en vernos bien, o si volveremos a vernos bien. Si volveremos. Si volvemos. Dejarnos llevar por la marea porque la luna nos sabe a poco y escuchar a Sabina cantando por nosotros. Por las horas que vivimos y las vidas en las que coincidimos. Predestinados tal vez. Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos, o algo así. Quererte y odiarte. Hacer arte y rapear sin ser poetas ni raperos. Artistas de sábanas. Pudo ser y no fue, por ser la vida como es. Sigue sin haber mejor poesía que la de tu mirada. Pero buscaré en la basura a ver si hay algún trébol de cuatro hojas, para fumarnos nuestra suerte y fugarnos. Como en los viejos tiempos. Como jugar con el filo de la navaja o arriesgar todo a una carta. Jugar con fuego hasta quemarnos. Por amor y por costumbre. Por octubre. Por casualidad. Porque sí. Bee feater my friend. O algo.

domingo, 24 de junio de 2012

25.04.2011

Hoy he recordado cada detalle de la primera vez. Mis nervios durante toda la semana anterior. Noche antes. Nervios. 2:00 am. No puedo dormir, mierda, y mañana me levantaré pronto para que me de tiempo a arreglarme tranquilamente. 3:00, 4:00 am. Joder. Faltan cinco horas para levantarme. Voy a tener unas ojeras terribles. Y no sé qué ponerme. ¿Llevarás la camiseta? Ojalá la lleves. 9:00 am, media horita más, que tengo tiempo. 10:00 ¡Mierda, que me duermo! Desayuno, poco, rápido y mal, no tengo hambre, tengo el estómago en un puño. Música. "Angles", lo nuevo de The Strokes. Ducha, secarme el pelo, planchármelo. Ropa. Camiseta lisa entre rosa y morada, chaqueta y pantalón negros, botas negras. Nervios. Darle vueltas a todo. Maquillaje. ¿Estoy guapa? No, doy asco. 13:00 pm. Es tarde. Nervios. ¿De qué vamos a hablar? Dios. "Under cover of darkness" en la cabeza. . Qué buena. Nervios. Necesito calmarme. Un chicle. Sí, eso. Salir del metro, cambiar de acera. ¿Habrás llegado ya? No te veo. Ah sí, ahí estás. Me has visto, sonríes un poco y te acercas. No llevas la camiseta, no pasa nada. ¡Llegas cinco minutos tarde! Dos besos y un abrazo, no ha quedado muy natural, tonta yo. Eres un exagerado, no te mueres por esperar cinco minutos. Timidez. ¿Tienes hambre? Un poco (mentira, tengo el estomago cerrado) ¿Dónde me llevas? No me lo dices, es una sorpresa. Me voy a morir de los nervios, estoy tartamudeando, ojalá no se de cuenta. No sé de qué hablar, me siento estúpida. Tampoco quiero que notes que el corazón me late a mil por segundo. ¿Por qué late tan rápido? Hemos salido del metro, y no sabes hacia dónde está el sitio al que me llevas. Estamos en Manuela Malasaña. Estoy un poco más tranquila. Pero sigo muerta de vergüenza. Nos para un chico voluntario de Cruz Roja para ver si queremos colaborar. No nos interesa, y yo quiero descubrir de una vez a dónde me vas a llevar a comer. Te dejo hablar. Cuando (por fin) volvemos a estar tranquilos, seguimos caminando hasta llegar al restaurante "La Alpargatería". Es un sitio muy bonito, cuadros en una pared y botellas en otra. Nos sientan entre dos parejas, creo que nos han mirado raro. Si ellos supieran... Llega el camarero, una CocaCola y una cerveza. Charlamos, estoy tan nerviosa. Te cuento un poco mis vacaciones, tú a mí las tuyas. Nos traen las bebidas, y empezamos a pensar en qué comer. Espaguetis no, recuerda. Vale, raviolis pues. Al pesto, no quiero que gaste demasiado dinero. No recuerdo qué pediste tú, pero recuerdo que llevaba nata líquida. Y estaba muy rico. Lo de ambos. Los camareros que nos atendían se nos quedaban mirando. O no, a lo mejor eran paranoias mías. No me apetece postre, pero me ofreces pedir uno a medias. Tiramisú. El camarero que lo trae se nos queda mirando mal, estoy casi segura. Pagas tú. Hemos ido charlando, has descubierto con quién estoy saliendo. Sí, me gusta(s) mucho. ¡Eh! ¿Y esa sonrisa? Estás tan guapo cuando sonríes... Pero yo tengo novio, seguro que estos pensamientos son de simple amistad. Salimos. Estoy sin móvil, así que llamo a mi madre desde un teléfono público. Sí mamá, todo bien, lo estoy pasando genial, luego te cuento. ¿Dónde vamos? ¿Al parque del Oeste? Nunca he estado, tú me llevas. Dios, estoy muy nerviosa, ¿por qué? No debería estar nerviosa, no tan nerviosa, al menos. Has adelgazado mucho estos meses, estás genial. Línea 6. Bajamos pisos y pisos, quejándonos de lo profunda que es. Llegamos a Moncloa. Llueve. Corremos a refugiarnos, entre risas. Deja pronto de llover. Vaya, el parque está al lado. Es bonito. Nos tumbamos en la hierba bajo un árbol. Charlamos. Nos incorporamos. Me preguntas cómo empecé con mi novio, cuánto llevábamos juntos y qué me gusta de él. No sé por qué no me apetece contártelo, no a ti. No sé por qué, pero te lo cuento. Hablamos sobre el viaje del equipo. Sonrío. Sonríes. Estoy nerviosa, y al mismo tiempo, relajada. Me cuesta pensar, centrarme. Nos levantamos. Empezamos a caminar. Te cuento que he escuchado el disco, aunque te estaba desobedeciendo cuando me dijiste que tenía que escuchar primero los anteriores. Finges que te enfadas un poco. Me río. Hay una parte de césped llena de margaritas, nos sentamos allí. Risas, conversación. Me regalas una margarita. La guardo. Empezamos a pelear tirándonos unas cositas que había en el suelo que caían de los árboles. Parecen piñas pequeñas, pero son blanditas. Abre la boca a ver si encesto. Empezamos a jugar entre pequeños piques. Cambias de posición, preveo algo raro, no me fío demasiado. Tenía razón, te abalanzas a meterme la cosa esa en la boca. Me he girado rápido, y me tienes abrazada por la espalda. Me encanta. Pero no, joder, que tengo novio. Me pongo de pie, en parte incómoda. Sonreímos, pero es hora de volver. No quiero que este día se acabe nunca. Sé que me va a dar algo de nervios, pero joder, he disfrutado como nunca. ¿Andando o en bus? En bus. Nunca voy en bus, y te ríes de mí. Hablamos de las clases. De tu paso por la ESO y Bachillerato. Hemos llegado a Cuatro Caminos otra vez. Es la hora de despedirse. Dos besos, esta vez mejor. Bajo al metro para irme a casa, incapaz de dejar de sonreír y recordar todo esto. Cada detalle. hasta los que no están aquí escritos. Todo. Cómo nunca olvidaré ese día. Cómo conservo la margarita. Cómo te quiero.

martes, 19 de junio de 2012

Siendo.


-¿Quién es el EL que le falta a F__ICIDAD?
-Tú, eres tú.
-¡Joer, si no quieres decírmelo, con decir "no te lo quiero decir" me sirve!

Y lo eras. Pero no quería decirlo. Y aquí estoy, un año después, siendo tú, mil fallos después. Mil fallos míos después. Siendo tú desde hace un año. Siendo yo, pensando en ti. Siendo tú a miles de kilómetros de distancia. Siendo una broma no tan broma. Siendo una casualidad en septiembre. Siendo una mirada en octubre. Siendo vergüenza al saludar, por sentirlo tan íntimo. Amigo mío, siendo tu amiga en cualquier circunstancia. Siendo sonrisa. Siendo propietaria de esa foto tan bonita en la que tan bien sonríes. Siendo tú feliz. Con otra. Mal por otra. A miles de kilómetros. Siendo un secreto. Siendo cerveza. Siendo un recuerdo. Siendo cada sitio en el que hemos estado a solas. Siendo un error tras otro. Siendo perfección. Siendo risas. Siendo noches. Siendo tardes. Siendo nosotros. Siendo un mundo. Siendo un regalo. Siendo un parque. Siendo margaritas. Siendo sorpresas. Siendo todo y nada. Siendo películas. Siendo música hasta las mil. Siendo tonteo. Siendo nosotros. Joder, nosotros. ¿Qué hay de eso?