jueves, 29 de septiembre de 2011

Si él se va...

- He conocido a otra.

- Me alegro, te lo mereces.

De repente te ves a ti misma mintiéndole por primera vez, recordando aquello que decía Ismael en aquella canción, soltando ese tipo de mentira para que él no se preocupe que ya has soltado varias veces en tu vida en diferentes ocasiones, creyendo que así él es feliz, cuando en realidad él lo que quiere escuchar es un "quédate conmigo, mi amor" o "no te marches nunca o me muero", pero tú vuelves a ser esa chica buena, que nunca falla y a la que siempre fallan, diciendo lo que supones que tienes que decir y dejándole el camino libre a la subnormal de su nueva novia que no se merece ni uno de los dientes de su sonrisa, pero que las tendrá todas, mientras tú le recuerdas con la papelera llena y la botella vacía, la cama medio vacía y el cenicero medio lleno, escribiendo líneas encima del lavabo y esnifando líneas encima del váter, con sus fotos de fondo y vuestra canción sonando.


Y otra vez volviendo a tener que olvidar, a buscar otro clavo que saque ese clavo y deje otro agujero, a odiarle para evitar quererle, a despertar llorando porque tu subconsciente le ha vuelto a meter en tus noches o a mentirte insultándole para ocultar lo maravilloso que era y así pensar que la pérdida es menor. Ya has hecho eso otras veces y no ha llevado a ninguna parte.

Por eso contigo voy a ser egoísta, voy a hacer que te preocupes, que te sientas mal y que llores por joderme, voy a decir lo que se supone que no debo decir; que esa nueva novia tuya es una gilipollas que no sabrá hacerte feliz, que te quedes, mi amor, que si te marchas me muero, que no quiero inventarme una vida sin ti y que si aun así decides irte "... que no sea ni muy lejos ni por mucho tiempo", por favor.

Texto sacado de http://91problemz.blogspot.com/

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ojeras bajo la mirada.

Estamos en la mierda. Ya nada importa, ya nadie importa, decimos que sí, pero en realidad sudamos, sí, sudamos de lo que le pase a la gente. Sólo nos preocupamos de nosotros mismos, de nuestra vida, sin tener en cuenta nuestro alrededor, sin dejar que nos afecte lo más mínimo. Y no sabemos lo que perdemos. Nos perdemos porque no nos ocupamos de cuidar nuestra vida, en realidad. El rímmel y el eyeliner no mienten, tapan por encima esas ojeras que tienes bajo la mirada y que son prueba de que anoche no dormiste, preocupado por el mañana, o por el pasado, sin disfrutar el presente, viviendo un sin vivir, una tormenta de emociones. Pero eres frío, racional de más, calculador, tú nunca te emocionas, tienes emociones, pero te asustan, y te obligas a mirar por encima del hombro para demostrar una superioridad inexistente. Aprende a vivir, a conocer gente, a abrirte, a llevar la cara lavada cuando haga sol y cuando llueva bailar bajo el aguacero con una sonrisa sincera. Y serás feliz.

"La vida no consiste en esperar a que pase la tormenta, si no en aprender a bailar bajo la lluvia"

lunes, 26 de septiembre de 2011

Lose control.

Otra noche más pierdo el control de mis pensamientos, de mis sentimientos, escuchando balas con un chaleco antibaladas y lejos de la realidad, como siempre, como los soñadores, como los poetas. Pero yo no soy poeta, soy imaginador de historias e inventor de textos imperfectos, perfectamente incapaz de aclarar mis días y de oscurecer lo que tendría que estar oscuro. Soy curioso, me tienta lo prohibido, ver lo que los demás no ven. Soy amante de Romeo, pero sin ser Julieta.

Mis musas son anónimas y desconocidas, cantaoras de cuentos y contadoras de tangos, ligas y medias vidas.

Empecé a vivir para no darme cuenta, a la hora de mi muerte, de que no había vivido, pero eso de vivir ya se me queda corto, no me limito a existir, a ser y punto.Sentimos todo y quisimos dejar de sentir, y de tan poco sentir, dejamos de ser. Cuando volvamos a sentir para ser, en vez de ser para sentir, nos daremos cuenta de que aunque el mundo es grande, anoche se nos quedó pequeño. Y otra noche de vuelta a perder el control.

Ojos negros.

Quiero escribir poesía, pero sin tus ojos no me sale. Tus ojos negros, que te invitan a adentrarte y sumergirte en su luz y te ocultan la oscuridad en sus pupilas para que no las pueda ver sin lupa, la lupa que llevaba Sherlock y que usó para ocultar sus heridas y descubrir las de los demás, heridas que ahora ocultan tus pupilas cuando me baño en tu mar profundo, moreno... Y otra noche me frustro, porque intento ver tu alma, y no puedo, esta en tus pupilas, y allí no tengo forma de entrar.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mírame a los ojos.

-Necesito verte los ojos para saber si eres o no el amor de mi vida.
Y él se quitó las gafas de sol.

martes, 20 de septiembre de 2011

De París o Madrid.

A la mierda con lo correcto o lo incorrecto. ¿Qué es lo correcto, hacer lo que esperan de ti o desafiar a la realidad siguiendo tus ideales? Prefiero serme fiel, serle fiel, por eso arranqué la primera página, y la introducción entera del doctor J. Evans Pritchard, aquella que enseñaba a medir la calidad y el valor de mis ideas hechas poemas con números. Me ahogaba en vasos de agua llenos de sal, pero me empeñé en saltar charcos del tamaño de océanos. Y nunca quise gritarle lo mucho que me encanta su sonrisa, pero lo gritaré, gritaré que te quiero, como si fuera mi última oportunidad, mi última vez, que lo escuche bien la gente, la que conocemos y la que no. También le diré "calla y bésame, tonto". Prefiero inventar para él un París en Madrid, comprar los billetes es demasiado fácil, y arderá la ciudad bajo nuestro fuego. Porque nosotros incendiamos Roma hace miles de años, pero el amor así está muy mal visto y se inventaron otra historia. Derretimos los relojes de su salvador cuando se fundieron las miradas, y al ritmo de una canción de The Strokes que no recuerdo su título con claridad, pero que decía que nunca conseguiría su amor, You're never gonna get my love, pero que no me desanimaba, me retaba a intentarlo de nuevo otra mañana más. Y dicen que cuando llueve el cielo no es azul, pero se equivocan, porque lo que ven son las nubes, y no el cielo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Veinte.

Le quiero en mi vida, pero siento que se me escapa, pero no sé si lo que escapa es él, o es mi vida. En mitad de un torrente de lágrimas llegó para recordarme lo que era la ilusión, y allí se mantuvo, tan cerca, tan cálidas sus palabras, tan amigo, tan... Tan auténtico. Y las canciones sonaban a ti, eras parte de la película, pieza fundamental del juego, y te fuiste, para volver. Aquella maravillosa cita, el metro inundado por las sonrisas, el restaurante, y aquel parque, eres muy bobo, te quiero. Y se reía porque no sé ir en bus, y hablaba, su vida, y yo escuchaba, entretenida, quizá demasiado vergonzosa como para intervenir mucho, quizá sólo quería escuchar su voz todo lo posible antes de volver a la realidad. Porque mi fantasía no se podía cumplir, éramos lo que éramos y de momento no podíamos ser más que eso, nosotros... No, nosotros no. Él  y yo. Por separado. Y ahora pienso que si un día desapareciera por completo, no desaparecería, quedarán el recuerdo de las noches, aquellas tardes mirando sin poder hablar, y su sonrisa, siempre su sonrisa, la adoro, me encanta, es lo que más me gusta en el mundo, poder besarla de sorpresa.

Como en aquella canción de Los Rodríguez, quiero ser el único que te muerda la boca.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Besos de media luna.

Me adiestraron para ser zurda, pero terminé siendo diestra, en las manos, aunque me levanto cada día cayendo sobre el pie izquierdo, aunque el beso siempre a la derecha primero, en la mejilla, o de medias lunas, aunque me gustan mas los besos de luna llena y en el mar, o de medianoche en el portal. Me dio de lleno en el corazón y llenó mis cuadernos con palabras y su nombre, sin dejar lugar para mis pensamientos, o tal vez sí, porque ahora sólo pienso en él, en perderme en sus pupilas y conquistar la más radiante de sus sonrisas y levantarme a su lado y que me diga "Buenos días, princesa" con un beso en el cuello que me haga suspirar, y nos sentemos en la cama abrazados para ver el amanecer, y cada nuevo amanecer será el último, a su lado, y cada beso será el último,  y serán besos de amor y no de Judas, y una tarde para perderse en Madrid, y suspirar su olor y el sabor de sus labios.