lunes, 30 de abril de 2012

Querido chico de la sonrisa:

Lo siento. Te he fallado. Otra vez. No tengo excusa, debería aprender a callarme. Y mi vida sin ti vale casi la mitad. Si supieras cuántas veces te pido en silencio que no me faltes nunca... Pero tengo tendencia a fallar, y tú derecho a romper con todo. Y no sé qué hacer para arreglar esto, estoy completamente perdida. Porque la desconfianza va a ser la misma, por bocazas o por no hablar. No puedo pedirte borrón y cuenta nueva, no podemos empezar desde cero, porque hemos pasado por demasiadas cosas. Sabemos demasiado. Y a veces siento como si fuésemos desconocidos. Luego te miro, y sonríes y todo vuelve a tener sentido. Convirtiendo Madrid en París. Siendo increíble y perfecto. Te debo todo. Pero ahora... Me gustaría encontrar mi máquina del tiempo, retroceder tres meses o cuatro, volver a aquella noche de enero, a esa proposición increíble. Me gustaría saber en qué estabas pensando. Y en qué estabas pensando todo el mes anterior, nunca habías sido así. Siempre habíamos respetado los límites, y nos estábamos saltando todas las normas. Ambos lo sabíamos. Ambos jugábamos con fuego, nos gustó el calor y apostamos más fuerte. No dejamos de tentar a la suerte. Y nos quemamos. Perdimos. Nos perdimos. Me perdí. Y lo que es peor, te perdí. Y ahora no sé si ha valido la pena. Quiero encontrar las palabras para describir lo que me pasa. No me sale llorar, no me sale reír. No me sale mirarte a la cara. No quiero ver lo mala persona que soy en el reflejo de tus ojos. No quiero pensar que realmente ha llegado el fin de todo. Por mi culpa. Tonta yo. Estúpida yo. No puedo perderte tan rápido. No sé qué puedo hacer. No sé qué puedo decirte. No sé cómo luchar. Me siento tan impotente, tan poca cosa... Sé que no me merezco a alguien como tú. Y sin embargo aquí has estado durante este año, haciéndome sentir única, mejor de lo que en realidad soy. Y sé que tú no pierdes gran cosa, pero yo... No soy capaz de decírtelo, es algo demasiado grande. Y no me imagino una vida sin ti, no sabría vivir sin esa sonrisa, sin esa persona que la lleva. Mi chico de la sonrisa, mi guapito de cara, mi amigo, confidente, amor no tan secreto. Sí, amor. Lo que nunca he dicho, lo digo ahora, que ya es tarde. Te quiero. Te quiero. Te quiero como el mar quiere a sus olas. Te quiero como te quiere el viento si se mete por dentro de tu camisa. Qué envidia le tengo al viento. Te quiero como al día y la noche, como a la esperanza, te quiero. Más de lo que puedas imaginar. Más de lo que alcanzo a comprender. Y una noche soñé que me querías a mí. Pero en eso se quedó, en un sueño, todas las noches, pero irreal. Sin más.

No sé por qué escribo esto, si porque quiero que lo leas o para entenderme un poco mejor yo misma. Pero tanto arrepentimiento no cabe en un cuerpo, por eso lo paso aquí. Aunque no cambia nada. Aunque no sirve de nada. Y aunque las palabras suenen tan vacías, lo siento, de verdad. Y en eso jamás te mentiría.

Tuya,

M-

sábado, 21 de abril de 2012

Papeles.

"Ábrete sésamo". No, no eran esas las palabras. No era esa la situación. No era la hora ni el día ni la semana. Estaba todo al revés. Tú eras 100% tú, y yo solamente el 50% de mí misma. Esto cuesta lo indecible, guardarse todo y aceptar el papel de amiga y consejera, y lo haces con gusto porque joder, es lo que eres, su amiga. Y esta noche,vas a ser él y él va a ser tú. Nada de dejarse llevar, hoy no. Hay que controlar cada palabra de cada expresión en cada frase. Cuesta, es difícil. Dulce dolor. Dulce imaginar su olor. Responsabilidad, por una vez soy la mayor de los dos. Y tú el que abre su corazón, aunque sea un poco, para sacar todo lo que llevas, no para meter nada dentro. Abrumador, confuso, fuera de serie. Sincero. Desnudo, pero con ropa. Ya sabéis cómo. Dejar de ser tú mismo un rato para ponerte en la piel del otro. Empatía, lo llaman. En este caso, amistad, sencilla y complicada, rara, como nosotros. Cada uno asume el papel del otro, a ambos nos queda grande, pero ya era hora. ¿Queréis leer una buena historia? Pues no va a ser aquí, en esta dirección, y menos entre estas líneas, lo siento mucho. En realidad no lamento nada. Sólo no haber sido capaz de cumplir con mi guión no escrito, pero es que soy mala improvisando, y esta vez no había estudiado bastante. 

M-

lunes, 16 de abril de 2012

Recuerdos. (Parte 1)

Vamos a dejar las mentiras a un lado, necesito desnudar mi alma. Escribo esto porque los detalles y los recuerdos duelen. Ambos nos hemos dado cuenta. Ambos lo sabemos. Hoy lo hemos averiguado. Hoy has dicho algo que ha despertado un recuerdo, y creo que en ti también, porque nos hemos mirado como diciéndonos "Sí, yo también me acuerdo". Y es que no sé tú, pero yo nunca podré olvidarlo, pasen los años que pasen. Un parque, al oeste. Dos personas, tú y yo. Bromas, risas, vergüenza, no saber qué decir, todo mezclado. Sentarse en la hierba, y un pequeño juego, quita la mano, a ver si encesto. No encestaste. Yo tampoco. Dar dos pasos, sorprender a la velocidad con un abrazo, fingir que no se me ha disparado el corazón y se me ha erizado la nuca. Posición defensiva. Risas y bromas, sinvergüenza. Volviendo a la realidad, ambos lo hemos notado. Creo que ambos hemos sido conscientes de las chispas que saltaban. No de las buenas. De los recuerdos que duelen, aunque sean lo mejores que tenemos. Pero también recuerdo más cosas, muchas más. No haber acudido a aquella cita perdiendo la oportunidad de mi vida, porque sabía que no iba en serio, que en realidad ninguno de los dos quería arriesgar tanto. Ahora sólo me queda soñar con ello, con lo que pudo haber sido. Y que nunca fue.
Los recuerdos son esas sombras que no hay que añorar, simplemente, limitarse a recordar.

viernes, 13 de abril de 2012

Tiempo.

Con el tiempo voy aprendiendo que el pasado no se borra, que el futuro no espera, que las acciones tienen consecuencias, que los hombres también lloran y que no todo es blanco o negro. También he aprendido que nada es para siempre. Todo se acaba, todos se van tarde o temprano, los paisajes cambian con las estaciones y el tiempo, y las personas también. Los errores se pagan caros, y te das cuenta de que es tarde para solucionarlos. Entonces un barco andaba por el mar se hunde en tu corazón, un avión que parecía volar llevando un rumbo fijo, alto, muy alto, se estrella contra tus pensamientos y hace añicos la esperanza como si fuera un puñetazo a un espejo, y siete años de mala suerte para el que antes se sentía afortunado. Qué equivocados estamos todos. Y seguimos cometiendo los mismos errores, tropezando con la misma piedra, en distintos lugares, pero siempre la misma piedra. Que los corazones sólo pueden romperse una vez y que lo demás sólo son rasguños. Ya quisieran tanta suerte. Malditos ilusos. Ilusos y malditos por el embrujo de romper el espejo para ver qué hay al otro lado, al otro lado de nosotros mismos. Lo sabremos, con el tiempo.

domingo, 1 de abril de 2012

La calma que precede a la tormenta.

Te pierdes. Sientes que ya no controlas tu vida, eres un ser ajeno a todo, un mero espectador que simplemente observa, que no puede hacer nada para cambiar los acontecimientos, ni evitar que sucedan los malos, no puedes moverte, no puedes llorar, pero tampoco reír, sientes esa extraña calma, la calma que precede a la tormenta. Sabes que se avecina algo gordo, no sabes si bueno o malo, y no estás preparado para nada, tampoco sabrías cómo, si no eres nadie, una simple persona a la que su vida no le afecta, que observa todo sin ser ni sentirse parte de nada. Esto ya te ha pasado antes, pero es frustrante, volverte insensible, sin sentimientos, alguien frío, devastado por tu Katrina particular hasta que no ha quedado nada, sólo ruinas. intentas buscar algo entre la música, entre tu música, entre su música, y no dejas de encontrarte entre los acordes, entre los versos, pero al mismo tiempo, estás más perdido porque no sabes qué hacer, ni qué decir. Ignorante de todo, de la vida, de la muerte, ignoras tus sueños, ignoras quién eres y qué fuiste, para ti, para el resto del mundo, para él, para tu mundo.