domingo, 1 de abril de 2012

La calma que precede a la tormenta.

Te pierdes. Sientes que ya no controlas tu vida, eres un ser ajeno a todo, un mero espectador que simplemente observa, que no puede hacer nada para cambiar los acontecimientos, ni evitar que sucedan los malos, no puedes moverte, no puedes llorar, pero tampoco reír, sientes esa extraña calma, la calma que precede a la tormenta. Sabes que se avecina algo gordo, no sabes si bueno o malo, y no estás preparado para nada, tampoco sabrías cómo, si no eres nadie, una simple persona a la que su vida no le afecta, que observa todo sin ser ni sentirse parte de nada. Esto ya te ha pasado antes, pero es frustrante, volverte insensible, sin sentimientos, alguien frío, devastado por tu Katrina particular hasta que no ha quedado nada, sólo ruinas. intentas buscar algo entre la música, entre tu música, entre su música, y no dejas de encontrarte entre los acordes, entre los versos, pero al mismo tiempo, estás más perdido porque no sabes qué hacer, ni qué decir. Ignorante de todo, de la vida, de la muerte, ignoras tus sueños, ignoras quién eres y qué fuiste, para ti, para el resto del mundo, para él, para tu mundo.



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