viernes, 13 de abril de 2012

Tiempo.

Con el tiempo voy aprendiendo que el pasado no se borra, que el futuro no espera, que las acciones tienen consecuencias, que los hombres también lloran y que no todo es blanco o negro. También he aprendido que nada es para siempre. Todo se acaba, todos se van tarde o temprano, los paisajes cambian con las estaciones y el tiempo, y las personas también. Los errores se pagan caros, y te das cuenta de que es tarde para solucionarlos. Entonces un barco andaba por el mar se hunde en tu corazón, un avión que parecía volar llevando un rumbo fijo, alto, muy alto, se estrella contra tus pensamientos y hace añicos la esperanza como si fuera un puñetazo a un espejo, y siete años de mala suerte para el que antes se sentía afortunado. Qué equivocados estamos todos. Y seguimos cometiendo los mismos errores, tropezando con la misma piedra, en distintos lugares, pero siempre la misma piedra. Que los corazones sólo pueden romperse una vez y que lo demás sólo son rasguños. Ya quisieran tanta suerte. Malditos ilusos. Ilusos y malditos por el embrujo de romper el espejo para ver qué hay al otro lado, al otro lado de nosotros mismos. Lo sabremos, con el tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario