lunes, 12 de septiembre de 2011

Besos de media luna.

Me adiestraron para ser zurda, pero terminé siendo diestra, en las manos, aunque me levanto cada día cayendo sobre el pie izquierdo, aunque el beso siempre a la derecha primero, en la mejilla, o de medias lunas, aunque me gustan mas los besos de luna llena y en el mar, o de medianoche en el portal. Me dio de lleno en el corazón y llenó mis cuadernos con palabras y su nombre, sin dejar lugar para mis pensamientos, o tal vez sí, porque ahora sólo pienso en él, en perderme en sus pupilas y conquistar la más radiante de sus sonrisas y levantarme a su lado y que me diga "Buenos días, princesa" con un beso en el cuello que me haga suspirar, y nos sentemos en la cama abrazados para ver el amanecer, y cada nuevo amanecer será el último, a su lado, y cada beso será el último,  y serán besos de amor y no de Judas, y una tarde para perderse en Madrid, y suspirar su olor y el sabor de sus labios.

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