lunes, 27 de febrero de 2012

Only fifteen but my mind is old.

Como la primera noche de Romeo sin su Julieta, sin tragedia tiempo después de irse, cada uno siguió su vida, aunque ella mueriendo por dentro porque se dieron cuenta de que se equivocaban y que en realidad sólo era un amor de verano como otro cualquiera, y que el príncipe besa a la madrastra, y no a Blancanieves, que los sueños no se cumplen y que Alonso Quijano era el más cuerdo, el sin mancha, el con nombre digno de recordar. Pensamientos, sueños y realidades de la niña despierta, la que tiene la mente abierta en la noche y tiene más años de los que debería, only fifteen but her mind is old, que ha olvidado al príncipe y se levantó antes de tiempo de su sueño de los cien años. La princesa sin cuento de castillos en el aire del cual rescatarla, pero nadie la rescata, sólo le queda la resaca de una noche de desfase, con la música a tope, los tacones bailando con la copa en la mano y la cabeza en otra parte, girándola como movida por un resorte cada vez que le parece oír su voz. Por la mañana le duele la cabeza de no pensar y de no ser capaz de recordar. Tiene la boca seca por el exceso de faltas y las piernas frías de llevar tan cortas las faldas. Romeo no se acuerda de su amada, porque tiene otro rostro en su almohada y otras curvas que trazar, con la cabeza dándole vueltas y una mujer en su cama, pero no en su corazón. Porque nadie ha llegado tan dentro de él, nadie le ha presionado el alma ni le ha metido mariposas en el estómago. Y no tiene intención de que suceda.

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