jueves, 31 de mayo de 2012

Tonto.

Tonto. Jugar a perder es lo nuestro, jugar a ese juego sin tener que discutir las reglas. Estamos de acuerdo, pero no dejamos de hacer trampas. No me dejas olvidar. Ni yo te dejo a ti. No es nuestro destino. Exacto, nuestro. O no. No sé. Esperar a que el tiempo nos alcance, porque hace ya mucho que cogimos carrerilla y le adelantamos. Ahora estamos en mitad del paso, y hay dos caminos. Podemos seguir juntos, asumir la locura, el riesgo y el dolor. Podemos decirnos adiós y el dolor es el mismo, pero peor, porque es en solitario, no hay apoyo. Caminar por el borde del acantilado y esperar que si resbalas te sujete la mano y te mantenga firme. Vamos dando tumbos, entre ser desconocidos y saber que te necesito. Tú no me necesitas, ya lo sé, para ti es más fácil. Tampoco es tanta pérdida. Sólo soy una cría. Joder. Duele pensarlo. En extremo. Aún pienso en ti cada vez que llego a aquel sitio. La primera vez. La segunda. Las siguientes. Ese sitio. Donde empezó y terminó todo. Me veo esperándote, pero no estoy. Ni tú vas a llegar. Ya no hay mucho que ocultar. Decepción, pérdida y falta de ganas. De nosotros. De volver a lo de antes. Tonto. No juegues. No abras la herida. No quiero dejar más agujeros. No quiero más clavos. Perderme, es lo que quiero. Esfumarme, yo fantasma. Tú feliz, es lo que quiero. Pero tonto, así no puedo.

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